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Desautorizo y/o rechazo el uso de estos textos para cualquier forma de diagnóstico, tratamiento, análisis o formulación psicológica, psiquiátrica, etc. Prohíbo cualquier uso religioso de estos textos. Derechos Reservados. Esto no es de ninguna manera on trabajo de Ficción. No soy abogado, esto no es consejo legal ni de ningún otro tipo.
Dedico esta publicación a la memoria de Sinéad O’Connor.
Si no pueden aceptar y respetar que mi intención únicamente en este texto no es y que como tal no tiene el efecto de ofender, calumniar, vejar, injuriar, difamar, ni menoscabar la imagen que alguna persona tiene de sí misma o ante los demás les ordeno que no continúen leyendo este texto.
No solo se los pido, se los orderno, porque podrían darme alguna obligación que no sólo no tengo, sino que no quiero y no debería tener.
El derecho no les asiste a darme ninguna obligación que no tenía, para luego usar esa obligación en contra mía.
De ninguna manera, están informados, que no lo crean, que no lo sepan, que no los pueda convencer, que no lo entiendan, no los exime de no darme una obligación que no tengo. Son autónomos y responsables cuando menos.
Los estoy informando por si acaso no lo estuvieran.
Actúen en consecuencia de su parte y sólo en su contra, no en contra mía.
No pueden darme una obligación que no tengo meramente por ejercer mi derecho de libre expresión, de conciencia ni de ningún otro aplicable al caso. A mi leal y sabio entender.
Voy a expresar ofensas e injurias, entre otras, del trabajo, de las obras de las personas, no en contra ni de las personas, bajo ninguna circunstancia, aún si por incompetencia parece que lo hago: Soy humano y no estoy en una condición idónea para hacerlo de la mejor manera que me fuera posible.
Tampoco puedo esperar porque mi situación podría empeorar y quizá ésta sea la última oportunidad que tenga para publicar este escrito.
Siento premura invencible a publicarlo, sean comprensivos con mi situación personal que siendo mi opinión no tienen ninguna razón para cuestionarme en mi premura y lo que resulte de ella.
Si de antemano, a priori, pretenden cuestionarme de alguna manera eso me hace sospechar que tienen mala fé, mala intención, prejuicio, odio, etc., lo que les aplique.
Y como yo no lo sé en sus motivos, creencias, opiniones, etc., no en los hechos, deben hacerlo no sólo bajo su cuenta y riesgo, sino únicamente basados en las obligaciones, derechos y responsabilidades que les apliquen únicamente a ustedes en lo individual, en lo personal, y hasta en lo íntimo y personalísimo.
Y además sólo en contra suya, no en contra de ninguna otra persona. Al menos porque estarán ejerciendo únicamente su derecho a informarse y no tengo, reitero intención de lastimar a nadie.
Ni siquiera a ustedes lectores. Ya no digo a mí, de ahí este proemio.
Nada más a mi leal y sabio entender.
A cada quien su cada cual, no prejuzgo, les informo.
No tengo intención de lastimar a nadie, especialmente a mí, por los motivos que daré más abajo.
Si alguna persona tiene la firme convicción irrevocable, inalienable, inmodificable, fija, rígida, persistente o reclacitrante, la que les aplique entre otras, que su trabajo, sus obras, sus actos, sus acciones reflejan o pueden reflejar de forma dañina, injuriosa, lesiva, calumniante, dañante, vejante, infamante, enumerativa, no limitativa sobre sus personas, les ordeno:
Se abstengan de continuar leyendo este texto.
Párenle, deténgase y dejen de leer lo que resta de este texto.
Si persisten en continuar leyendo este texto lo harán bajo su cuento y riesgo, en mi entendido creo justificado que ustedes de manera unilateral se harán completamente responsables de cualquier acción que ustedes tomen motivados, fundamentados, excusados, justificados, etc., de o en la lectura de este texto únicamente en contra de sus personas de manera estrictamente unilateral y personal.
Esta publicación contiene insultos, groserías, leperadas, ofensas, etc., no a las personas sino a las ideas, las palabras y/o a las instituciones.
Si no entendieron los párrafos anteriores salvo mi dedicatoria les sugiero, no les ordeno que mediten, se informen, se eduquen, antes de continuar, si así deciden continuar la lectura de este texto.
Si continúan leyendo sin entender suficientemente lo que escribí anteriormente lo respeto, pero, no pueden darme una obligación que no tengo.
Lo harán bajo su cuenta y riesgo estrictamente personal a mi leal y sabio entender.
Les notifico que mis motivaciones y lo que pretendo alcanzar son las siguientes:
1.- A Sinéad O’Connor se le debo, realmente no se lo prometí, pero yo me impuse la obligación de hacer algo. Yo se lo debo...
2.- Quiero que la Santa Madre Iglesia Católica deje cuando menos de atacar sexualmente a los menores.
3.- Que les repare el daño que les causó con esas acciones.
4.- Que la Santa Madre Iglesia Católica admita públicamente de manera honesta, completa, efectiva, cooperativa y candorosa todo lo que hizo para atacar sexualmente a los menores que en su ideario tenía la obligación no sólo de cuidar, sino de defender. Y que además encubrió si no por siglos, por décadas. Y hasta la fecha a mi leal y sabio entender.
5.- Que tanto la siquiatría como la sicología clínica hagan exactamente lo mismo: Dejen de atacar no sólo sexualmente a los menores, sino de cualquier manera que lo hagan.
Como no puedo cumplir a Sinéad O’Connor, lo hago con su memoria. Que es todo lo que me queda:
Mi memoria de Sinéad O’Connor.
Aún cuando me lo prometí, siendo ella una estrella me hubiera sido imposible cumplir con ella.
Me hubiera sido imposible presentarme y decirle cumplí lo que yo me prometí motivado por tu ejemplo, por tu causa, por tus creencias:
Motivado por tí, ahora por su memoria.
Admito que alguno de sus descendientes pudieran tener motivo y fundamento hasta legal para cuestionar mi dedicatoria, lo entiendo, lo acepto, ella era excepcional y me hago responsable ante ustedes, sus herederos, de cualquier daño, incluso una mácula que mi dedicatoria cause en su estima de ella.
Nada más.
Lo que sus admiradores o detractores opinen francamente me vale madre. Así de simple. Siempre fue así...
6.- Además pretendo que tanto la sicología clínica como la siquiatría dejen de maltrarme a mí, a los ya maltratados por ellas y que no maltraten a los que aún no lo han hecho.
7.- Pretendo que a los que nos dañaron aún en el mero derecho a la verdad, a la información correcta, veraz, honesta y real, nos reparen el daño.
8.- Pretendo que la Justicia y su sistema esté en la capacidad de cumplir mis pretenciones de forma cabal, al menos del 5 al 8. A lo mejor la legislación y su Justicia no contempla ni alcanza a cumplirme del 1 al 4 ni el 9, pero eso yo no lo sé.
9.- Pretendo que la Santa Madre Iglesia Católica mediante alguno de sus legítimos representantes para tal efecto me excomulgue.
Ya lo solicté al Papa Franciso a través de X, antes Twitter y a través de un correo electrónico al Vaticano.
Que si no era formalmente la vía para solicitarlo, o no había manera de hacerlo, pues les hecho una mano con la parte siguiente para facilitar que me Excomulguen de la Iglesia Católica.
Sigue la parte ofensiva, imprecatoria de este escrito, les advertí:
Santa Puta Hija de Tu Chingada Santa Madre Iglesia Católica vete al Diablo.
Ojalá te condenden en el inferno, si existiera y te torturaran por los Siglos de los Siglos, Amén.
Mis motivos deben ser claros creo.
Mi fundamento para imprecar a la Santa Puta Hija de Tu Chingada Santa Madre Iglesia Católica son los siguientes.
Santa Madre Iglesia Católica son cuatro palabras.
No estoy ofendiendo, calumniando, injuriando, etc., a ninguna persona.
Si la Santa Madre Iglesia Católica es una persona moral, pues, como tal aquí estoy.
Yo entiendo también es una institución.
Pero como tal es en parte un abstracto y en parte está consituída de personas que son legítimamente representates de ésta, ha como sea. En el detalle no lo sé.
No pretendo agredir a ninguna persona, sólo a la Santa Madre Iglesia Católica.
Que el trabajo de alguna persona forme parte de la Institución en mi estima, en mi aprecio, no tiene nada que ver con su persona, con su humanidad.
En el peor de los casos estoy atacando su obra, su trabajo como seres humanos, no su persona.
Los estaré si acaso injuriando en su trabajo, en sus frutos, en sus obras, no en sus personas.
Sus personas, si así fuera el caso siempre han sido respetables e inatacables como tales de la manera que la Santa Madre Iglesia Católica sí lo es a mi leal y sabio entender.
A las personas las respeto, a sus obras, a sus actos, a sus acciones puede ser que no.
Depende.
Son diferentes las creencias, las opiniones y los hechos.
Las creencias no tienen porque justificarse ni explicarse. No necesitan estar basados en hechos.
Las opiniones en algun origen tienen que fundamentarse, basarse y/o justificarse en hechos, no en creencias. Pueden basarse en otras opiniones, pero en algún punto de origen tienen que tener una base factual, una base en hechos.
Los hechos son objetivos, deben ser objetivos, tienen que ser medibles en la realidad, en lo real, en lo tangible, en lo material.
Por eso para mí creencias, opiniones y hechos es el mínimo de división en que podemos discutir, entender, comunicar, acordar, informar o discrepar cuando hablamos de ideas.
Los hechos no son ideas, las opiniones y las creencias sí lo son.
Las creencias no se pueden cuestionar ni intentar cambiar basados en opiniones ni en hechos. Tiene inmunidad absoluta en ese sentido.
No estoy atacando ni las creencias de los Católicos, los Cristianos ni los que creen en la Santa Madre Iglesia Católica.
Sólo a ella, que se defienda como ella sola pueda.
No estoy atacando a ninguna creencia religiosa, ni estoy pretendiendo o intentando agredir, menoscabar, dificultar, etc., ninguna creencia religiosa. Incluídas al menos la Católica o las Cristianas, al menos.
Las opiniones se pueden cuestionar, controvertir, aceptar o rechazar pero basadas en los hechos. No en las creencias.
Las opiniones tienen que tener una base material en algún origen, y como tal no pueden basarse, fundamentarse ni surgir de las creencias. De lo imaginario, de lo ficcioso, de lo fantasioso.
Las opiniones se respetan, quien opina tiene inmunidad absoluta en sus creencias y opiniones, no en sus actos, gestos, frutos, obras que se refieren a hechos.
Siempre y cuando las opiniones se ajusten al marco legal aplicable únicamente a las opiniones, no al que aplica a las creencias ni a los hechos. Aún si las opiniones expresadas no tienen fundamentos reales, factuales, son respetables, pero no incuestionables.
Los hechos gozan de inmunidad plena, absoluta, invencible de las opiniones y de las creencias.
Las opiniones no gozan de inmunidad de los hechos ni de los hechos del daño que causen por comunicarlas, discutirlas, controvertirlas, etc.
Lo que aplique a cada caso de una opinión o hecho particular.
Ni de los daños que causen por confundirlas con hechos o con creencias, especialmente cuando se tiene plena conciencia y entendimiento de la diferencia y aún así se promueve, alienta, fomenta, etc., la confusión.
Este texto y algunos otros míos los escribí con las intenciones mencionadas y que quede más claro el alcance, no sólo la diferencia entre hechos, opiniones y creencias.
Para colaborar en el cumplimiento cabal, pleno, efectivo, accesible, certero y firme, entre otros a mi pretensión número 8 les comunico a los Jueces, Magistrados, Ministros, abogados, funcionarios públicos y Legisladores por este texto, entre otros que:
Si ustedes creen que la mente o lo mental es real tiene un prejuicio injustificable, inexcusable e irracional que les impide juzgar sobre o con cosas mentales. Como la Salud Mental, las enfermedades, trastornos, desórdenes, espectros, etc., mentales.
Si no creen que la mente es real, entonces no tienen razón para utilizar las creencias de los expertos en cosas mentales en el ámbito ni de la opinión ni de los hechos mentales.
Por que las opiniones y los hechos mentales no sólo no existen, no pueden existir, no son ni serán reales.
Por los Siglos de los Siglos, Amén.
No hay materia para tal efecto.
Todo lo mental cae plenamente en el ámbito de las creencias, ni siquiera en el de las opiniones precisamente porque la mente no es real.
Las implicaciones legales en algún alcance no me son claras, eso les toca a ustedes si acaso se enteren.
Este es mi esfuerzo para que lo hagan, pero no depende de mí exclusivamente. Para que el entendimiento, no las creencias ni las opiniones de que la mente NO es real tengan el efecto idóneo, apropiado, justificado, racional, razonable y LEGAL.
No me es ajeno que muchas decisiones legales han quedado firmes y que aceptar ahora son erróneas puede no cambiar resultados materiales, puede no tener efectos en esas decisiones específicas. Sin embargo los delitos contra la administración de justicia probablemente no hayan expirado sobre todo si son o tienen relación, están conectados con los de lesa humanidad o tienen conexión con el mero repetirse en casos más recientes, que fueran recurrentes y ligados, si fuere el caso.
De la misma manera, los Legisladores y otros funcionarios públicos caen en el sesgo de creer que la mente es real. Y sus implicaciones para su trabajo.
Todos los productos del trabajo de Legisladores y funcionarios públicos basados en la creencia, no en la opinión ni en los hechos de que la mente es real tienen un vicio de origen.
Es responsabilidad de los viciosos corregir el daño, no es responsabilidad mía.
Con varios de mis escritos les estoy echando una mano para que en sus atribuciones, responsabilidades, facultades, etc., lo hagan.
No necesito su gratidud, su agradecimiento, ni su reconocimiento, necesito su trabajo efectivo.
No lo hago por ustedes, lo hago por mí y por los niños y niñas.
Nada más.
No me es extraño ni imperceptible que les vieron la cara haciéndoles creer que cualquier cosa mental era real. Nunca lo fue.
Tienen la responsabilidad de hacer justicia no sólo a los responsables del vicio de origen, a los alentadores, promotores, fomentadores y/o engañadores de tal fraude, engaño, error, equívoco, etc., lo que aplique.
Particularmente si recalcitran, si pretenden verles ootra vez la cara.
Tiene responsabilidad además de hacer Jusicia a las víctimas de esas creencias pasadas como opiniones o peor aún como hechos. Como lo soy yo.
Están obligados hasta como ciudadanos.
Pero, a cada quien su cada cual.
Para ayudarles a identificar a los responsables, nada más para eso, tentativamente les señalo quienes en mi opinión o creencia son responsables:
Los filófosos por propagar las ideas erróneas y perniciosas de que la filosofía habla de cosas reales. No, no lo hace, a veces utiliza hechos para hablar escrictamente de meras ideas, de cosas imaginarias.
Si no fue así, por la omisión de ser claros que lo que un filósofo perore se refiere únicamente a ideas que pueden o no tener base factual, pueden tener base u origen en hechos, pero que aún así únicamente tienen uso exclusivamente dentro de las ideas, no en el mundo material.
En sus expresiones como Filósofo, no como ser humano pleno, completo, con lo que eso implica.
Los escépticos que prefirieron combatir las creencias como si fueran hechos u opiniones promoviendo, alentando, fomentando, encubriendo, lo que aplique, la incapacidad de distinguir entre creencias, opiniones y hechos, tanto entre los ciudadanos, las personas más ampliamente, los mentados seres pensantes, ¡hasta los críticos! y especialmente grave los Sistemas de Justicia.
Los sicólogos y siquiatras por razones que deberían ser obvias ahora, evidentes, claras, patentes e incuestionables. No tienen defensa, nunca la tuvieron...
En este sentido, únicamente a estos dos grupos de personas les comunico, les notifico, les informo, que si pretenden cuestionarme, ofenderme, injuriarme, demandarme, etc., estarían obstruyendo a la Justicia y los Legisladores en las obligaciones irrenunciables que tienen.
Para que a mi leal y sabio entender lo hagan, primero tiene que ser claros, honestos, completos, veraces, precisos en lo que hicieron y pretenden seguir haciendo, antes de agredirme a mí o continuar obstruyendo, impidiendo, dificultando o retrasando a los Legisladores y/o la Justicia.
Aún si persisten meramente de manera errónea en sus creencias, si fuera el caso.
No pueden hacerlo de manera unilateral nomás porque están convencidos o creen firmemente y si acuden a la Justicia tienen que hacerlo de manera honesta.
No pueden tampoco hacerlo de manera negligente, incompetente ni al menos unilateral. Al menos intelectualmente.
Ni cuando estoy en desventaja, ni cuando la Justicia no tiene acceso a TODA la información pertinente, relevante, apropiada e idónea para hacer su trabajo.
Que crean no es su obligación y que será la mía no los exime de al menos no obstruir a la Justicia.
Al menos, si pretenden iniciar un proceso legal en mi contra llévenles al Juez que toque TODOS mis escritos, para que pueda estar en la posibilidad en primera instancia desde el escrito inicial de la demanda de todos y cada uno de los procesos legales que inicien basados en sus meras creencias pasadas como opiniones o peor aún como afirmaciones de hecho de desecharlas si a así correspondiera.
Su mera fervorosa creencia no debería volar, si están convencidos de tener opiniones o peor aún hechos que motiven y fundamenten sus acciones legales no veo porque obstruir a la Justicia por sus meras convicciones si al menos lo hacen como expertos en lo mental.
No presentar todos mis escritos sería al menos negligente, por que lo aplicable de mis escritos a lo mental es relevante a todo lo mental y a sus pretensiones legales si las tuvieran en contra mía por mis afirmaciones factuales, opiniones o creencias.
Y como no saben seguramente porqué lo escribí, no pueden escoger qué de mis escritos llevar, al menos.
A mi leal y sabio entender proceder jurídicamente en contra mía sin presentar TODOS mis escritos sería al menos mala intención desde un inicio.
Tienen que confesar, ser candorosos ante los Jueces y Juezas, ante la opinión pública de manera que la opinión pública puede opinar efectivamente.
Y la Justicia pueda ser llevada a cabo como manda la Ley, como obliga a los Jueces, Magistrados y Ministros basadas en HECHOS, no en creencias, ni en opiniones que no tienen base en hechos, que no tienen sustento factual aún si son pasadas como opiniones expertas.
Si les vale un pepino mi persona no debe valerles la de los menores de edad.
Sería execrable...
Los profesores, académicos, mentores, maestros, opinadores, informadores o desinformadores, etc., que les enseñaron a los anteriores y al Público en General que había materia en lo meramente imaginario mental. Y que como tal la mente estaba sujeta a hechos u opiniones, con las consecuencias legales que a efecto tuvo y pueda tener en cada caso particular o colectivo.
Con todo respeto y con mis mejores intenciones, al menos porque son las intenciones que tengo para mi y para todos los demás:
Ojalá Psicólogos Clínicos y Psiquiatras se mueran con la Justicia que merecen.
A manera de propuesta:
El derecho a no ser mal informado ni desinformado tiene que ser un derecho colectivo que pueda ser ejercido por cualquier persona como yo.
El caso de la sicología clínica y la siquiatría ilustran, ejemplifican claramente porqué:
Tiene consecuencias catastróficas que los malinformadores o desinformadores no estén obligados a reparar su daño a la mera información factual.
Esperar a que se presente un daño físico o moral por malas informaciones o desinformaciones factuales no es necesario ni conveniente al menos en el caso particular de lo mental. Debe haber un mecanismo para que cualquier persona pueda iniciar al menos un procedimiento para corregir o retirar del acceso público las afirmaciones factuales erróneas, independientemente que hayan causado o no un daño.
Los daños que la sicología clínica y la siquiatría causaron son ya extremadamente extensos e incuantificables, por lo cual nunca podrán ser reparables al no ser cuantificables, son irreparables de forma efectiva, su reparación sólo es parcial. Eso le da inefectividad injustificable a cualquier otro mecanismo de reparación del daño por la mera desinformación o mal información.
Debe haber un mecanismo efectivo para evitar que el daño sea mayor por ser irreparable completamente, no habrá mecanismo legal que permita restaurar a ninguna víctima y menos al total de ellas a su estado anterior de forma plena o efectiva.
Es mejor iniciar desde el combate a la información accesible públicamente errónea, falsa, tendenciosa y dañina en la mera posibilidad, y ello requiere un mecanismo efectivo que cualquier ciudadano pueda ejercer, no solo la víctima, especialmente cuando son numerosas y el daño irreparable en su totalidad, al menos por ser incuantificable. Al menos en lo mental.
Y en lo mental, en las cosas imaginarias de la mente, con barreras muchas veces infranqueables por lo extenso de la mala información que va desde las Leyes, Jurisprudencia, la Academia, Editoriales, Universidades, Profesionales Independientes, Medios de Comunicación, etc.
Y siendo nosotros las víctimas muy numerosas es Infernal, Dantesco. Trasciende a una sola generación.
Daños de lesa humanidad además que no merecen Perdón y que afectan a todas las generaciones futuras conviertiendo la Tierra en un Infierno literal...
Gracias.
Federico Soto del Alba.